Olimpiadas 2020: ¿por qué perdimos?

Era imposible que Madrid ganara la candidatura a los Juegos Olímpicos del 2020, si ésta hubiera dependido de la actuación de alguno de los representantes de la Delegación española y, sobre todo, de la alcaldesa de la capital, Ana Botella. 
Absolutamente poseída por el espíritu de 'Paquito el chocolatero' y, desde luego, el estigma de la familia 'Ansar', que diría Bush junior, dio un recital de despropósitos -incluido su alegato final al jolgorio y la fiesta de Madrid- al que tiene acostumbrados a los madrileños, pero no al resto del mundo. Como si fuera el robot 'felicitá permanenti', lució su sonrisa Profidén en un entorno artificial de éxito que todo el mundo, incluso la despilfarradora RTVE1 -que desplazó a Buenos Aires para cubrir la notifcias hasta el conserje, con dinero publico- se encargó de propagar con una vehemencia que no tenía fundamento, como se comprobó en las votaciones.

Pero con ser eso importante, no decidió el tercer fracaso consecutivo de Madrid ante un COI que parece el vaticano con Jacques Rogge, el presidente, a la cabeza, ejerciendo de Papa y de su profesión -cirujano ortopédico- para seccionar las alas de Madrid, y en el que se juega a la alta política con armas de doble filo y cuchillos cachicuernos llenos de óxido y traición. 

Ayer eché de menos a los Reyes Católicos representándonos en las negociaciones, ahora que la serie Isabel vuelve a las pantallas. Ellos si que sabían como moverse entre los lobbys y entornos de traiciones continuas fabulando y creando alianzas y adhesiones. 

Dicen que ayer por la noche, madrugada en España, los pasillos del hotel donde se alojaban los imparciales miembros del COI, estaban poblados por decenas de geishas que iban de un sitio a otro, y también que en las puertas de las habitaciones de cada uno de los 'incorruptibles' delegados, se agolpaban en el suelo las bandejas con restos de tofu, makis y sushi, 'libres de radiaciones' suponemos.

Esta misma mañana, hemos vistos salir por el garaje del hotel a estos mismos jueces imparciales cargados de videoconsolas, móviles, PCs y una suerte de ingenios tecnológicos, que (nos han dicho) la delegación japonesa les 'han prestado' para que los prueben en sus casas. También, y eso es lo más llamativo, les hemos visto salir con un kit completo NRBQ (traje contra la contaminación atómica, bacteriológica y química) para cuando visiten Japón en estos 7 años de espera hasta las Olimpiadas.

También dicen que nuestros propios socios europeos, esos con quienes Rajoy estuvo hace poco en el G20, no nos apoyaron en la votación porque alguno aspira a organizar las Olimpiadas de 2024 en Europa y la candidatura de España les cerraba esa posibilidad. 

Así que pronto conoceremos a los 'traidores', y también es seguro que conseguirán lo que no ha conseguido Madrid, siempre que no regalen, como comprobamos en los cubos de basura del hotel, muñecas gitanas, toritos de cartón piedra y carteles de alternativa a la Plaza de toros de las Ventas con el nombre de los miembros del COI, y los grandes éxitos de Manolo Escobar, tal y como supuestamente' hicimos los españoles. 

Incluso me comentan que ayer, para a fiesta que se preparaba si ganaba Madrid, estaba prevista otra exhibición de la España de pandereta ante el mundo entero, en la que también hubiéramos fracasado, salvo que resucitáramos a los admiradísimos e insustituibles Pepe Isbert, Paco Martínez Soria o José Luis López Vázquez para ganarnos a las europeas esposas de los mandatarios de COI, como ocurría en aquella época de extranjeras rubias y liberales, y en la que, como decía Rafaella Carrá, 'para hacer bien el amor hay que venir al sur'.Pero en lugar de ir con ellos, fuimos con el grupo BD, Bárcenas y Dopaje, y así nos fue como el lobby de las geishas ganó al de las odaliscas (turcas) y las gitanas.